jueves, 23 de agosto de 2012

¡Viva la maternidad!

Sé que sonará raro que piense en esto a mi edad, pero creo que sería una buena madre. Permitidme que me explique:

Hace unos días fui con un amigo a una visita guiada, en la que el mismo guía se perdía, por el zoo de Marcelle. El cielo amenazaba con llover, y el viento directamente te golpeaba, así que no había mucha gente. Para ser francos, solo estábamos nosotros y la hija del guía. La chiquilla era encantadora, de unos seis años, más o menos.

Cuando íbamos por la jaula de los cuervos comunes, la pequeña se acercaba demasiado y se me ocurrió comentarle en alto a mi amigo que a los pájaros no les gustaría la carne de una chica tan jóven. La niña me miró desafiante y se dispuso a meter la mano en la jaula. Procurando evitar el intento de suicidio que se iba a cometer, le dije que no podía hacer eso, si no vendría una bruja y le castigaría por tocar a su mascota sin permiso. Sonreí al ver que alejaba la mano despacio, pero lo hacía mirando al cielo, esperando ver (o no ser vista por) al personaje que había salido de mi imaginación.

Más tarde, en la zona de los cocodrilos, sacó el tema de Peter Pan. Yo, desvariando de nuevo, le contaba como Campanilla y yo tomábamos té por las noches y hablábamos de chicos. Me miraba con auténtica emoción, aunque no sé si en ese momento disfrutaba más ella o yo.

Cuando paramos en la zona de descanso (no se debería llamar así, los bancos son incomodísimos), se empezó quejar de un dolor en el cuello, ocasión que aproveché para decir alegremente "eso es que te ha castigado la bruja". La adorable niña respondió a mi información gritando "¡PAPÁAAAAÁ, ME HA CASTIGADO LA BRUJAAAAAA!".

Yo pensé en tirarme a los leones.

No hay comentarios: