viernes, 24 de agosto de 2012

[Inserte moneda para ver este título]

Sí, estamos encerrados en ideas. Nos gusta etiquetar todo. Bueno, voy a hacer lo que tengo que hacer. Porque tengo que mantenerme libre. Te estás escapando sólo para esconder tus moratones de todos tus enemigos. Y estoy otra vez en el fuego,  esquivando balas de tus expectativas.

Cosas de casa.

Hoy hemos ido a buscarle un collar al gato. Yo pensé en algo que no molestara al animal, cualquier hilito de paja mismo. Por cosas del destino me fui antes de entrar a la tienda, dejando así a mi madre como libre decididora del collar.
De vuelta, en casa, me pidió que lo llamara. Antes, como es lógico, exigí ver qué se le iba a poner al minino. De una bolsa sacó un collar rosa con diamantes del tamaño de un cubito de hielo. Lo cogí y lo tiré al otro lado del salón alegando que no iba a humillar de tal forma a mi gato.

No sé si me estoy volviendo loca o qué pasa aquí.

Hace demasiado frío para que un ángel pueda volar.

Me preparo para la guerra noble. Estoy tranquila, conozco el secreto, ya sé lo que viene y sé que nadie me puede detener, incluyéndome a mí.
 

jueves, 23 de agosto de 2012

Dosis de positivismo semanal.

Revelación 1:

Estoy sentada en la parada de bús. Busco en la mochila. No están los cascos. ¿¡No están los cascos!? ¡NO ESTÁN LOS CASCOS! Me escurro para abajo. Aparece un chico de unos veinte para arriba. Se sienta a mi lado. Me pregunta qué me pasa. Me pongo roja. Le cuento mi problema. Abre su mochila. Me da unos cascos. Subimos al bus. Nos sentamos juntos. Hablamos y llegamos entretenidos a nuestro destino.

LOS MILAGROS EXISTEN.



Revelación 2: 

Estoy en la hamaca de mi huerta de noche. Escucho a un búho. Se empiezan a caer manzanas del árbol. Caen con exageración. Ya hay treinta en el suelo. No encuentro explicación. Me asusto y voy a llamar a mi padre. No lo encuentro. Vuelvo. Está encima del árbol tirando las manzanas para "gastarme una broma". Saco la manguera y lo empapo. Que se joda.


 DESCUBRO QUE MÁS QUE UN PADRE, PARECE UN HERMANO



Revelación 3:

 Mi madre y yo empezamos a hablar de castellanismos, fonemas y la SGAE. Se pone toda erizada discutiéndome. Yo sé que tengo razón. Pasamos así unas dos horas. Qué buena tarde.

LAS DISCUSIONES NO SIEMPRE SON MALAS.

¡Viva la maternidad!

Sé que sonará raro que piense en esto a mi edad, pero creo que sería una buena madre. Permitidme que me explique:

Hace unos días fui con un amigo a una visita guiada, en la que el mismo guía se perdía, por el zoo de Marcelle. El cielo amenazaba con llover, y el viento directamente te golpeaba, así que no había mucha gente. Para ser francos, solo estábamos nosotros y la hija del guía. La chiquilla era encantadora, de unos seis años, más o menos.

Cuando íbamos por la jaula de los cuervos comunes, la pequeña se acercaba demasiado y se me ocurrió comentarle en alto a mi amigo que a los pájaros no les gustaría la carne de una chica tan jóven. La niña me miró desafiante y se dispuso a meter la mano en la jaula. Procurando evitar el intento de suicidio que se iba a cometer, le dije que no podía hacer eso, si no vendría una bruja y le castigaría por tocar a su mascota sin permiso. Sonreí al ver que alejaba la mano despacio, pero lo hacía mirando al cielo, esperando ver (o no ser vista por) al personaje que había salido de mi imaginación.

Más tarde, en la zona de los cocodrilos, sacó el tema de Peter Pan. Yo, desvariando de nuevo, le contaba como Campanilla y yo tomábamos té por las noches y hablábamos de chicos. Me miraba con auténtica emoción, aunque no sé si en ese momento disfrutaba más ella o yo.

Cuando paramos en la zona de descanso (no se debería llamar así, los bancos son incomodísimos), se empezó quejar de un dolor en el cuello, ocasión que aproveché para decir alegremente "eso es que te ha castigado la bruja". La adorable niña respondió a mi información gritando "¡PAPÁAAAAÁ, ME HA CASTIGADO LA BRUJAAAAAA!".

Yo pensé en tirarme a los leones.

En lo idiota de la noche.

¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Hay posibilidad de tarifa de grupo?
Quiero dormir y no puedo. ¿Alguien da más?

Paladar olfativo.

Qué bien sabían esas tardes con olor a "Le retour" a tu lado.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Hemos destrozado el mundo y no sabemos qué hacer con los pedazos.

Por suerte, o por desgracia, somos criaturas rutinarias. Nos sentimos atraídos a la seguridad y confort de lo familiar. ¿Pero qué ocurre cuando lo familiar deja de ser seguro? ¿Cuando el miedo que hemos estado evitando llama a nuestra puerta?

De vez en cuando coje a quien te importe y suéltale un "te quiero".

     
¡Que no te quiten ni el aire! ¡Y si no gana quien lo merece, que no gane nadie!

martes, 21 de agosto de 2012

Conversaciones entre amigos (IV)

—¿Hablabas por teléfono?
—Llamaba a larga distancia.
—¿Dios?
—Lugo.
—¿Dios vive en Lugo?
—Mi madre está en Lugo.
—¿Tu madre es Dios?
—Pablo...
—Así que Dios es una mujer.
—Pablo...
—Y encima una pariente, genial, pienso pedir favores.
—Para.
—Como si pudiera...

domingo, 19 de agosto de 2012

No se cambia por nadie, se mejora por quien lo merece.

Ahora, habla.

La comunicación es una de las primeras cosas que aprendemos en la vida; es curioso que conforme vamos creciendo, asimilando palabras y aprendiendo a hablar menos sabemos lo que decir o como pedir lo que queremos de verdad.

Al final no puedes evitar hablar de ciertas cosas. Hay cosas que no queremos escuchar. A veces hablamos porque no podemos estar callados más tiempo. Hay cosas que desbancan a las palabras, acciones. A veces hablas porque no hay alternativa…otras cosas te las reservas; y no siempre, pero... de cuando en cuando algunas cosas hablan por si solas.

Bien, ¿no hay nada nuevo que quieras contarme que no me apetezca saber?

Soldadito marinero.

—Pero la gente hablará.
—La gente siempre tiene algo que decir.

Pero... se muere.

Un viejo se muere.
No estoy gritando. Solo digo que un viejo se muere.
¿Y qué?
Mi amigo no deja de tomar el café.
El viejo está a nuestro lado y se muere.
Mi amigo adora el café, siempre le hace reverencias, así que el viejo le importa más bien poco, o menos que nada, cero absoluto.
Mi amigo está mejor que nunca, el café lo mantiene con vida.
De repente estornudo. Más vida para mí.
Ya está muerto. Aunque tiene los ojos abiertos, está muerto. Aunque me dice adiós y me sonríe, está muerto. Aunque el nieto le dice "abuelito, te quiero mucho", está muerto. MUERTO.
¡Eh, tú, que estás muerto!
Mi amigo me dice que deje de gritar, que pidamos otro café, que deje en paz al viejo.
Es que está muerto, le digo.
¿Y qué?