viernes, 24 de mayo de 2019

La otra

Hay una muchacha de pelo negro mirándome desde las esquinas de mi habitación. Se acuesta en mi cama a las cinco de la madrugada, me coge el móvil y elige una canción para que escuche. La muchacha se llama así: la muchacha. Empieza a hablar por encima de la canción y nunca se calla. Me habla a mí, a mí. Yo intento escuchar la canción pero la escucho a ella.


"Te estoy hablando a ti" 
Vale.
Si ve que no le hago caso me cruje la espalda, me pellizca las piernas. Habla mucho y yo me muero de sed. Ella me trae un vaso de agua para que siga escuchándola.  
La muchacha vivió las dos guerras mundiales y no para de alardear de ello mientras yo imagino que mi cabeza es un búnker anti-misiles destruído por un gran misil anti-bunkers. Y me cago en Dios. 
Me cuenta como sobrevivió a bombardeos, me cuenta mentiras. 
—Eso no es verdad—le digo. 
—Sí que lo es. 
—Vale. 
Y lo único que puedo hacer yo es beber agua.