domingo, 30 de septiembre de 2012

Después de la bronca.

—Debería inventar una nueva unidad de medida.
—Vale. Hazlo.
—Pero necesito tu apoyo para que la idea funcione.
—Sí, sí, lo tienes. Hazlo.
—Yo creo que revolucionaría el mercado.
—¿Y qué mediría?
—Mediría mis palabras, ya sabes que soy un bocazas.

Rosa rosae.

Mucha cursilada ahora en el mundo de la literatura. Mucho escribir de amor y de que todo sale bien. Pero no os preocupéis, que aquí estoy yo para desmentir todo.

Por cierto, Nacho ha vuelto, así que el párrafo anterior queda anulado.

Para mi epitafio.

A mí llamadme cuando todo vuelva a ir bien.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Yo de mayor quiero no ser.

No deja de ser irónico que me pase la vida en el cementerio.










Abuelo, te quiero.

Ignorarte no es lo mismo si no estás.

Voces en la cabeza de nuevo. Hoy me dicen todas que haga algo cruel. Gritan unas por encima de otras, para que sea su propuesta la elegida. Aunque claro, con el ruido de la ciudad, no hay quien las entienda.

"Vivíamos a base de sol y chocolate... la tarde era de un placer extravagante."


Cuentos para dormir.

El Sr. Bruxol es el monstruo de las pesadillas de los niños. En eso consiste su trabajo, se mete en sus mentes por las noches y les hace pasar un mal rato. O eso cree él.
El Sr. Bruxol no es malo, ni le gusta asustar a la gente, pero tiene que ganar dinero. Aunque también tiene miedos, como todo el mundo. No le gustan los ruidos fuertes ni los caminos estrechos.
Siempre que llega a casa alquila una película para descansar. Le gustan las películas de amor, más que a cualquier otro monstruo. Le gustaría tener su propia historia romántica, pero piensa que sería un fracaso. ¿Quién querría estar con alguien así?
Lo que el Sr. Bruxol no sabe, es que los niños se van pronto a dormir para verle. Era un ingenuo, nunca hizo bien su trabajo, lo único que conseguía era hacerles reír.


Return.

El hecho de que no te haya prendido fuego mientras duermes no implica confianza. Diría yo que ilógica aplastante.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Final feliz.

—Cuando estás feliz eres preciosa -dice él.
—Ah, ¿cuando estoy triste no? -replica ella.
—No he dicho eso. Lo que intento decir es que no tienes motivos para estar triste.
"Eso es porque aún no me los has dado", piensa ella. Pero se limita a sonreir.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Conversaciones entre amigos (VII)

—Mira qué mal hecho está el mundo.
—Puede ser.
—Fíjate bien. ¿Ves? Esa manchita no debería estar ahí.
—¿Y qué hacemos? ¿Tocamos un solo de violín nostálgico para la mancha?
—No, solo lo digo. El mundo está mal hecho. Deberían suspender al mundo.
—¿Le vas a poner nota al mundo?
—¿Y por qué no?
—Eso es algo completamente personal.
—Tú ponle nota a tu mundo, que yo se la pondré al mío.

OU, LA, LA.

Yo he venido al mundo a hacerme daño, pienso. Y si ya no tengo edad para caerme y rasgarme la rodilla, me pondré a querer a alguien.

Rompecorazones.

En mitad de la cita, el caracol le dijo a la tortuga: "Creo que vamos demasiado rápido."

Héroes.

Despertó atontado de un sueño que le pareció eterno. A los pocos segundos, una explosión ensordecedora lo devolvió bruscamente a la realidad. Gente corriendo en avalancha hacia ningún sitio. Gritos de pavor provenientes de niños. Hombres y mujeres tirados en medio de la calle, sangrando. Sonidos de disparos por doquier. Decidió acabar con todo aquel sufrimiento. Se incorporó lentamente y, con aire altivo, apagó la televisión.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Resumen de mi vida.

—Qué maja eres.
—Gracias.
—Y rara.

C'est fini.

4:38, sábado, noche nublada.

A veces estoy convencida de que fue la misma naturaleza la que plagó la tierra de soñadores. Pero esto no lo hizo porque sí, no fue al azar. Los depositó cuidadosamente entre los puñados de materialistas, para entorpecerlos y confundirlos. Por eso a veces te encuentras en un camino que no te lleva a ninguna parte, con millones de encrucijadas de las que no puedes salir. Pero tranquilo, debes quedarte ahí, relajado. Formas parte de un hermoso ecosistema.

El astronauta.

El astronauta, con su traje plateado, pasa los días admirando el espacio.
Añora ver la Luna, resignado, se conforma con observar la Tierra.

El sexto sentido.

En la parada del bús veo un relámpago y le digo al ciego "va a tronar". Truena. El ciego me llama adivina.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Bailes en la oscuridad.

Cuando era pequeña, la noche daba miedo porque se escondían monstruos debajo de mi cama.
Cuando te haces mayor, los monstruos son diferentes: falta de confianza, arrepentimiento, indecisión...
Pero bueno, sea como sea, a mí me sigue dando miedo la noche.


Si vamos mal, vamos bien.


Señoras y señores, les voy a contar una historia que no sé nada acerca de ella. La entrada es gratuita, por lo tanto paguen en la puerta. Ahora cojan una silla y siéntense en el suelo.

Sube el volumen, que viene mi recuerdo favorito.


Conversaciones entre amigos (VI)

—¡Mira! Aquella estrella, la que parpadea, ¡es roja!
—Será un avión.
—¡Pero si no se mueve!
—Será un avión parado.
—No me vaciles, hablo en serio. ¡Mira!
—Sí, sin duda, es un avión parado.
—Puede ser un satélite...
—Claro, Ruso. Ahora los envían con pulpurina.


Conversaciones entre amigos (V)

—¿Sabes lo que más me gusta de ti? Tu libertad, tu forma de ver la vida, tu manera de vivir los momentos.
—¿Y ya está?
—Bueno, y tus besos.

Vista hacia el frente.

No me acuerdo qué quería ser de mayor cuando era más pequeña. Espero que nerviosa, testaruda y escritora de un blog sin salida. Porque si no, menudo chasco.

Confesiones de un soldado.

Me encuentro en pleno campo de batalla y siento ese asqueroso vacío en mí, no sé qué pasa conmigo. Siento una gran confusión y por momentos creo que pierdo la consciencia. No tengo el control de mis brazos, es como estar sin fuerzas, agotado. Una sensación de rabia me llega y decido luchar por sobrevivir.
En estas tierras de conflictos y desastres provocados por los hombres de arriba, los que quieren el poder, cae sangre derramada de una forma tan inútil como estúpida.
Veo  a un enemigo apuntándome con un fusil, solo es un niño, echo cuerpo a tierra y me dispara. No tiene las suficientes fuerzas en sus brazos para aguantar el retroceso de su arma con los disparos que realiza. Nunca hará blanco. Yo le apunto, le tengo a tiro. Joder, solo es un niño. Me vuelve a apuntar, decido levantarme y refugiarme tras un muro.
Sigo perdido en mis pensamientos. Quiero volver a casa. No quiero volver a matar. Mi sargento me grita, yo no le oigo, no quiero oírle, no quiero estar aquí.