viernes, 24 de agosto de 2012

Cosas de casa.

Hoy hemos ido a buscarle un collar al gato. Yo pensé en algo que no molestara al animal, cualquier hilito de paja mismo. Por cosas del destino me fui antes de entrar a la tienda, dejando así a mi madre como libre decididora del collar.
De vuelta, en casa, me pidió que lo llamara. Antes, como es lógico, exigí ver qué se le iba a poner al minino. De una bolsa sacó un collar rosa con diamantes del tamaño de un cubito de hielo. Lo cogí y lo tiré al otro lado del salón alegando que no iba a humillar de tal forma a mi gato.

No sé si me estoy volviendo loca o qué pasa aquí.

1 comentario:

Urria Úzkost dijo...

En mi opinión, la loca sería tu madre.