sábado, 29 de junio de 2013

"Te alejas de los nombres que hilan el silencio de las cosas"

Mi gato me despierta. Me levanto y susurro tu nombre, para no despertar a los vecinos. Busco algo que me dé una pista sobre a dónde has ido, pero lo único que encuentro son latas vacías y restos de magdalenas. Voy al baño y me lavo la cara pero sigue siendo la de siempre. El lápiz de ojos corrido no se va, bien, así tengo marcas de guerra de la noche de ayer. He llorado, ¿lo ves? Lo has conseguido. Bajo a desayunar aunque lo único que me apetece es tirarme en el jardín y cantar "la vie en rose". El gato me ve y parece que me dice hola, aunque no estoy muy segura. Suena el teléfono, alguien al otro lado me dice "hola", así que sé que no eres tú y cuelgo. El gato vuelve a pasar, ahora me baila una muiñeira y yo como magdalenas dejando restos. Tener un gato está bien, pienso, así tienes a quien echarle la culpa de todo.


No hay comentarios: